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Fetch the Bolt Cutters de Fiona Apple, es el mejor trabajo de toda su carrera

Actualizado: 11 jun 2020


Hasta este momento, Fiona Apple ha explorado el dolor de una forma tan atinada que sería ridículo pedirle cualquier otra cosa. Su debut de 1996, Tidal, llamó la atención porque era una mujer joven poniendo sus traumas al frente con un piano de fondo, creando la imagen de la “chica triste” que hasta el día de hoy sigue existiendo en el pop. Algunos críticos confundieron su honestidad con debilidad. Apenas tenía 18 años y esto jugó en su contra. Cualquier cosa era utilizada para ridiculizarla: su peso, su apariencia, los títulos de sus álbumes, su habilidad para oler las mentiras. En estas dos décadas, Apple ha tomado las riendas a su estilo: desaparece y regresa cada seis, siete u ocho años con una nueva colección de canciones, listas para que la siguiente ola de fanáticos encuentren refugio y catarsis en su trabajo.

Para los seguidores que esperan otro LP brutal de su parte, Fetch the Bolt Cutters no los decepcionará. Lanzado casi por sorpresa ocho años después de The Idler Wheel…, es un álbum que muestra que esta compositora de 42 años todavía es capaz de cerrarle la boca a sus detractores, a quienes han sido su pareja, y a cualquiera que le ha hecho daño. Pero lo que diferencia a Bolt Cutters de sus otros trabajos es que, por primera vez, se inclina más hacia la resistencia que hacia la agonía. “Pensé que estar en la lista negra sería beneficioso, hasta que me di cuenta que sigo acá”, canta en el tema que titula el álbum. Es un disco que nace cuando todas las influencias externas que han estado en su vida son enterradas, dejando a una persona para que resuelva cómo encontrar la confianza lejos de cualquier tipo de atención.

No es un viaje que emprende sola. Nunca había estado tan acompañada. En The Idler Wheel… había experimentado con grabaciones viejas. En Bolt Cutters armó una banda con el guitarrista David Garza, el bajista Sebastian Steinberg y la baterista Amy Aileen Wood, que grabaron en sesiones a punta de jam en el que los cuatro músicos agarraban objetos caseros como instrumentos. “Quería empezar por la base”, ha dicho Garza sobre el proceso de grabación. “Para ella, la base es el ritmo”.


Esa aproximación a través de la percusión mantiene el potencial del caos en el disco (es imposible olvidar los beats de la batería) y cada decisión musical se siente tan atinada como las letras de Apple. Desde las armonías góspel sobre los tresillos en Relay, pasando por los ladridos y maullidos de Fetch the Bolt Cutters, hasta el sonido alienígena que abre Newspaper. Varios cortes suben a un clímax estridente, antes de desaparecer en un interludio silencioso. Entre los golpes a los platillos en On I Go, Apple se equivoca en el coro y dice, “Aw, fuck, shit”. Decidió dejarlo en la grabación final.

Alguna vez cantó lo difícil que es ser “la otra” en una relación engañosa, pero acá abre ese espectro: las exparejas, las futuras novias, las mujeres que nunca se conocerán ni serán amigas pero que se conectan por las circunstancias. En Shameika recuerda que durante su paso por colegio, lleno de ansiedad y bullying, una niña que no era muy cercana le dijo que “tenía potencial”. La canción se mueve entre un piano escurridizo y el coro, capturando la fuerza que pueden tener las palabras en el mundo preadolescente, e incluso entre los adultos. Por otro lado, en la canción que titula el disco se refiere a las inseguridades: “Crecí en los zapatos que dijeron que me quedarían”.

Los cambios entre la discusión de las relaciones femeninas y los traumas compartidos son impredecibles. En Newspaper se siente mal por una mujer que fue abusada por el mismo hombre que abusó de ella, pero siente un extraño cariño por él. “Me pregunto qué mentiras te estará diciendo sobre mí, para asegurarse de que nunca seamos amigas”, canta. Luego viene Ladies, en la que imagina que deja objetos al azar para que las nuevas novias de su ex pareja los encuentren, incluyendo un vestido “que perteneció a la ex esposa de otro ex que tuve”.

Parece que Apple, después de todo este tiempo, ya sabe por qué está luchando. I Want You to Love Me podría estar relacionada con To Your Love (del disco When the Pawn… de 1999), solo que en lugar de apuntar a sus críticos, es un grito de batalla para cualquiera que haya encontrado un significado en sus palabras.

  Fetch the Bolt Cutters tiene resentimiento y amargura, pero esos sentimientos están enfocados a la solidaridad, la hermandad y el autodescubrimiento. En Heavy Balloon habla de escalar y abrirse con referencias frutales. Eso recuerda a la portada de otro disco, Extraordinary Machine de 2005, que tenía unas arvejas arrejuntadas en su cáscara, lejos del piso. 15 años después, Apple suena más segura que nunca, y eso es una buena razón para celebrar.



Fuente: Claire Shaffer - RM

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