Bistrot of Art: Neoclásica bajo las estrellas de Omán
- Diana
- 4 ago
- 2 Min. de lectura

En un mundo saturado de algoritmos y listas de reproducción, encontrar música que respire autenticidad es como descubrir un oasis en medio del desierto. Y en ese oasis, bajo un cielo estrellado, encontramos a "Bistrot of Art", el alias compositivo de Alex, un artista británico que transforma sus viajes, silencios y pasiones en piezas neoclásicas profundamente evocadoras.
Alex nació en 1989 y comenzó a tocar el piano a los 16 años, un inicio tardío según los estándares clásicos, pero que parece haberle dado una perspectiva más contemplativa. Su formación en historia del arte francés y sus estancias en lugares como Dubái y Escandinavia han moldeado un estilo que no se limita a lo académico, sino que se nutre de atmósferas, memorias y paisajes.
Su música no es producto de la urgencia creativa, sino de la pausa. Alex se permite largos silencios entre composiciones, como quien deja que el vino respire antes de servirlo. Y cuando regresa, lo hace con obras que parecen haber madurado en su interior, como ocurrió tras su estancia en Niza, donde terminó los borradores de varios EPs.
Este tema, cuyo título ya sugiere una dualidad entre lo físico y lo etéreo, es una pieza que no se escucha: se contempla. “Gravity, or the Starry Night above Oman” es una meditación musical que parece flotar entre dos mundos: el peso de la tierra y la ligereza del cielo.
La pieza comienza con un motivo de piano delicado, casi tímido, que se va expandiendo como una constelación. No hay estridencias, solo una progresión que sugiere introspección y asombro. Alex utiliza el piano como si fuera un pincel, trazando líneas suaves que recuerdan a las noches árabes que lo inspiraron. Hay ecos de Debussy, pero también una sensibilidad contemporánea que lo aleja del pastiche.
El título no es decorativo. La música realmente evoca una noche estrellada en Omán, donde la gravedad no es solo física, sino emocional. Es el peso de los recuerdos, de los silencios, de los años que Alex ha pasado sin componer.
Alex ha dicho que la música tiene un efecto medicinal en él. Y eso se siente. No hay pretensión en sus composiciones, sino una búsqueda honesta de equilibrio. Su deseo de escribir más para piano en estilo neoclásico no es una estrategia de mercado, sino una necesidad personal.
Si eres de los que disfrutan descubriendo artistas que no aparecen en los titulares pero que tienen algo genuino que decir, "Bistrot of Art" es una revelación. Su obra no se consume, se acompaña. Es música para quienes entienden que el arte no siempre grita; a veces susurra.
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