Eylsia y el encanto de un beso bajo el muérdago

Hay artistas cuya historia se convierte en parte inseparable de su música. Eylsia, norteamericana que este año conquistó titulares en Billboard y rompió récords en GlacerFm, es uno de esos casos donde la biografía y la canción se entrelazan con una intensidad difícil de ignorar. Su trayectoria es un viaje improbable: de prodigio del tenis en Wimbledon y el US Open, a ejecutiva en Hollywood, a sobreviviente de excesos y rehabilitación en UCLA, hasta reinventarse como creadora de un universo sonoro propio. Hoy, con un premio al Mejor Tema Pop del Año y un futuro que incluye una película sobre su vida y un patentado sistema de sonido 3D, Eylsia se presenta como una figura que desafía las categorías.

“Kiss Me Under the Mistletoe” es más que un sencillo navideño. Es un manifiesto de resiliencia y ternura, un tema que se atreve a ser festivo sin perder hondura. La canción abre con un brillo delicado, casi cinematográfico, donde la producción envuelve la voz de Eylsia en un espacio amplio y cristalino. Esa voz, recuperada gracias a un milagro científico tras el daño que le dejó la COVID, suena con una fragilidad que nunca se convierte en debilidad, sino en fuerza emocional. Cada frase parece cargada de gratitud, como si cantar fuese un acto de celebración íntima.

El muérdago, que ella misma recuerda como una planta predatoria, se convierte aquí en símbolo de paradoja: lo que puede ser hostil en la naturaleza se transforma en ritual de unión y afecto. La canción juega con esa dualidad, invitando a un beso que es tanto tradición como resistencia contra la pérdida. El estribillo, luminoso y directo, logra que el oyente se sienta parte de un instante suspendido en el tiempo, un refugio frente al ruido del mundo.

Lo fascinante de Eylsia es cómo su música refleja la multiplicidad de su vida. En “Kiss Me Under the Mistletoe” se percibe la disciplina de la atleta, la visión de la ejecutiva, la vulnerabilidad de quien atravesó la enfermedad y la audacia de la inventora que ahora patenta tecnologías de sonido. Todo converge en un tema que, aunque festivo, se siente profundamente humano.

Para quienes buscan descubrir música auténtica, Eylsia ofrece algo raro: un pop que no se conforma con fórmulas, que se atreve a ser confesional y al mismo tiempo universal. Escucharla es entrar en contacto con una voz que literalmente volvió de la ausencia, y que ahora canta como quien sabe que cada nota es un regalo.

“Kiss Me Under the Mistletoe” no es solo una canción de temporada. Es la prueba de que la música puede ser un puente entre la fragilidad y la esperanza, entre la ciencia y la emoción, entre la memoria y el presente. Y en ese beso bajo el muérdago, Eylsia nos recuerda que la autenticidad sigue siendo el mayor milagro del arte.

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