Jesus Chrysler Supercar: el regreso en picada de una leyenda de culto

En la escena alternativa de los años 90, pocas bandas lograron capturar la crudeza, el ingenio y el rugido de la carretera con tanta autenticidad como "Jesus Chrysler Supercar". Surgidos del abrasador asfalto de Arizona, estos pioneros del alt-rock no solo dominaron la escena de Phoenix durante casi una década, sino que compartieron escenario con gigantes como Radiohead, No Doubt y Stone Temple Pilots sin perder una pizca de su esencia underground.

Treinta años después, y con tres discos clásicos recién liberados al mundo digital, Supercar (Hay Bailer), Latterday Speedway y Land Speed, la banda no se limita a mirar al pasado. En plena preparación de su primer álbum nuevo en 25 años, irrumpen de nuevo con un sencillo que condensa toda su filosofía sonora: “Kamikaze”.

Este tema no es solo una canción. Es una experiencia cinemática y visceral que arranca a toda velocidad, como un motor que no conoce el freno. Guitarras que rugen como turbinas al máximo, batería que golpea como metralla, todo en “Kamikaze” suena al punto exacto en que la determinación y el sacrificio se fusionan. El nombre no es alegórico, es literal. La canción se sumerge en la tragedia hermosa de quien elige el riesgo total, con honor, con inevitabilidad.

Musicalmente, es alt-rock en su estado más puro, pero con una producción que deja espacio para la tensión narrativa. No se trata de nostalgia noventera; se siente urgente, relevante, cinematográfico. La estructura y los elementos sonoros evocan ese instante congelado justo antes del impacto, con una intensidad que no busca agradar, sino conmover.

Para quienes disfrutan descubriendo música que no se acomoda al algoritmo, "Jesus Chrysler Supercar" ofrece una propuesta con raíces profundas y alas renovadas. “Kamikaze” es tanto un homenaje al arrojo de una época como una declaración de vigencia: sí, han vuelto, y no temen ir a toda velocidad directo hacia lo desconocido.

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