Descubriendo a Don’t Tell John: Rock del alma con un toque indie
- Diana
- 23 jul
- 2 Min. de lectura

En el vibrante panorama musical del Área de la Bahía, emerge con fuerza "Don’t Tell John", una banda multigeneracional que no sólo se niega a seguir fórmulas, sino que celebra su identidad en cada acorde. Con décadas de historia compartida entre amigos y familiares, y liderados por la carismática cantante Veronica Larkin, DTJ se desliza entre el blues, el rock clásico y un alma noventera que no teme al volumen ni a la emoción.
"Don’t Tell John" no es una banda de estudio prefabricado. Son un colectivo orgánico que ha evolucionado en escenarios locales, abrazando una energía cruda y honesta. Su esencia no viene solo del sonido, sino de la convivencia musical, de la camaradería, y de una visión clara: hacer que cada canción golpee el pecho y sacuda los pies.
Su anterior lanzamiento, "Hard Luck", fue una carta de presentación potente, pero su nuevo sencillo, “I’m Done,” lleva ese impulso a otro nivel. “I’m Done”, Una confesión sonora que te hace mover Este tema, lejos de ser una despedida, es una declaración. Con un ritmo contagioso que induce al movimiento corporal casi involuntario, “I’m Done” consigue lo que muchos intentan: mezclar intensidad emocional con un groove irresistible.
La voz de Veronica Larkin es humo y fuego al mismo tiempo, una mezcla de desgarro y seducción que se cuela entre los riffs y la percusión como si estuviera contándonos un secreto importante. La guitarra, un componente esencial en el ADN de DTJ, se luce con un solo que no es mero virtuosismo, sino una extensión del sentimiento que recorre la canción. El bajo y la batería no acompañan: empujan, conducen, agitan. El resultado es una canción que vibra con la autenticidad del rock clásico, pero se rehúsa a sonar retro. En cambio, se siente como una versión actualizada del alma del rock, con una sensibilidad indie que sabe cuándo callar y cuándo explotar.
“I’m Done” ya ha conquistado a sus fans en los conciertos en vivo, convirtiéndose en ese momento donde el público se sincroniza, los cuerpos se mecen, y la música deja de ser fondo para convertirse en protagonista compartida. Eso habla de algo más profundo: una conexión que va más allá del gusto, que se instala en lo emocional.
Para los oyentes que disfrutan rastrear sonidos sinceros y descubrir bandas con historia y corazón, Don’t Tell John es una apuesta segura. No están aquí para complacer algoritmos. Están aquí para contar su historia, y si la reacción a “I’m Done” es alguna señal, muchos quieren escucharla.
Entre la potencia de "Hard Luck" y su próxima presentación en el Petaluma Music Festival, DTJ se perfila como una banda que no solo vive del pasado sino que construye un futuro con cada acorde. Son una banda que, cuando te dicen “I’m Done”, lo hacen para que tú apenas estés empezando a escucharlos.
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