Jeremy Ryan Martin: “My Fairytale” y el poder de cantar desde las cicatrices

En un mundo donde la música muchas veces se disfraza de perfección, Jeremy Ryan Martin se presenta como un artista que canta desde la herida, desde la memoria, desde el cruce entre lo vivido y lo soñado. Su tema “My Fairytale” no es una fantasía edulcorada, sino una crónica emocional de lo que significa crecer entre sombras y aún así perseguir la luz. “My Fairytale” nace en un momento de profunda introspección. Jeremy lo describe como una etapa donde todo lo que había construido parecía no tener sentido. La canción es un reflejo de ese estado: recuerdos de pérdidas familiares, amistades que se desvanecieron, y la sensación de estar en una encrucijada vital. Pero lejos de quedarse en la melancolía, Jeremy transforma ese dolor en arte.

“I just felt alone and lost, almost like I was at a crossroads in my life trying to determine which direction I should go in next.”

La canción se convierte en un mapa emocional, una guía para quienes también se sienten perdidos. Su sonido, influenciado por el rock de los 80 y 90, Metallica, Nirvana y Pearl Jam, tiene la crudeza de esas décadas, pero con una sensibilidad lírica que lo distingue de sus referentes.

Jeremy descubrió la música a los 13 años, en medio de una infancia difícil junto a su madre y hermano menor. Su primer cassette fue Cinderella (Night Songs), y desde entonces la música se convirtió en refugio. Dibujaba, escribía poesía, tocaba la guitarra… todo era parte de un mismo impulso creativo. A los 17 ya componía sus propias canciones, y en sus 30s había tocado en varias bandas locales, incluyendo Mind State, con la que giró por Chattanooga durante seis años.

Su paso por America’s Got Talent no terminó en los escenarios televisivos, pero sí le dejó una lección: seguir puliendo su identidad artística. Hoy, con cinco canciones disponibles en plataformas digitales y una base de fans en crecimiento, Jeremy está más cerca que nunca de convertir su pasión en profesión.

“My Fairytale” no busca ser un hit de fórmula. Es una canción para quienes han sentido que el mundo se les cae encima y aún así siguen adelante. Jeremy escribe para sanar, pero también para acompañar. Su honestidad, su historia, y su sonido lo convierten en una propuesta que vale la pena descubrir.

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