Kill Me Kate: Punk como ritual, emoción como manifiesto
- Diana
- hace 6 horas
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Hay discos que no nacen, sino que se gestan. Que no se lanzan, sino que se liberan. El debut homónimo de Kill Me Kate es uno de esos raros artefactos que parecen haber sido tallados con uƱas, sudor y cicatrices. Quince aƱos de espera, de ensayo, de vida vivida en los mĆ”rgenes, se condensan en trece temas que no piden permiso. Y entre ellos, āMy Name is Horaceā se alza como un himno extraƱo, visceral y profundamente humano.
DetrĆ”s del proyecto estĆ” Ralph Puma, un artista que no compone canciones, sino invocaciones. Su mezcla de Pop-Punk, Emo y Dark Cabaret no es solo una fusión estilĆstica, sino una forma de canalizar emociones complejas: duelo, rabia, redención. Puma no escribe desde la superficie, sino desde el subsuelo emocional. Su mĆŗsica es una especie de ritual sonoro, donde cada verso parece una ofrenda y cada riff, una exhalación.
āMy Name is Horaceā es una muestra perfecta de esa alquimia. El tema no se presenta como una historia lineal, sino como una confesión fragmentada, un personaje que se descompone y se reconstruye entre acordes distorsionados y silencios incómodos. Horace no es solo un nombre: es un espejo roto, una identidad que se tambalea entre lo absurdo y lo sagrado.
Desde el primer segundo, la canción se siente como una herida abierta. Las guitarras no acarician, raspan. La baterĆa no acompaƱa, golpea. Y la voz, Ć”spera, quebrada, casi teatral, se desliza entre gritos y susurros como si estuviera tratando de escapar de sĆ misma. Hay algo de cabaret oscuro en la forma en que Puma encarna a Horace, como si el personaje fuera un mĆ©dium para decir lo que no puede decirse de otro modo.
La estructura musical es deliberadamente irregular. No busca agradar, sino incomodar. Y en esa incomodidad, el oyente encuentra una extraƱa belleza. Porque āMy Name is Horaceā no es una canción para entender, sino para sentir. Para dejarse arrastrar por su caos controlado, por su lirismo torcido, por su honestidad brutal.
El Ć”lbum completo de Kill Me Kate es una carta de amor al espĆritu Do It Yourself. No hay pulidos innecesarios, ni fórmulas prefabricadas. Cada tema parece grabado con las entraƱas, y eso se siente. Es un disco que respira autenticidad, que no busca encajar en ninguna playlist, sino crear su propio espacio. Y en ese sentido, āMy Name is Horaceā es su corazón palpitante: imperfecto, intenso, inolvidable.
Si sos de los que exploran la mĆŗsica como territorio emocional, como espacio de resistencia y catarsis, Kill Me Kate es un proyecto que merece tu atención. āMy Name is Horaceā no es solo una canción: es un personaje, una pregunta, una experiencia. Y Ralph Puma, con su sensibilidad punk y su mirada esotĆ©rica, nos recuerda que la mĆŗsica mĆ”s poderosa no siempre viene de los grandes escenarios, sino de los rincones donde la autenticidad se vuelve ritual.






