Tim the Ex-fascist y “Poison in the Traps / Cool Story Bro”: catarsis punk en cuatro actos y una respuesta felina

Hay artistas que buscan escapar del algoritmo. Y luego está "Tim the Ex-fascist", quien ha huido de toda la sociedad, de sus redes, de sus noticias, de sus patrones de consumo. Pero no del ruido. Su nuevo lanzamiento, “Poison in the Traps / Cool Story Bro”, es un microcosmos donde se mezclan la sátira política, los delirios felinos y una mezcla sonora tan inusual como efectiva. Para quienes disfrutan adentrándose en propuestas que desafían convenciones, este track es un bocado perfecto.

Un mini-opera para quienes no temen a lo extraño, la canción es una obra de cuatro partes, grabada en DeadGuy59 Studio (Plattsmouth, NE), con una historia tan absurda como brillante, un hombre advierte a su gato sobre ratones envenenados, y el gato responde con indiferencia total: “cool story bro”. Lo que podría parecer un chiste se transforma en una sátira sonora, donde el absurdo revela verdades crudas sobre comunicación, indiferencia y aislamiento.

Musicalmente el tema fusiona elementos tan diversos como guitarra acústica, grindcore y punk visceral directo, sin adornos. Además nos propone un Indie experimental, con ecos que recuerdan a Man Man o Dead Kennedys, pero pasados por una licuadora conceptual.

"Tim" no es un personaje decorativo. Su negación voluntaria al mundo digital y su decisión de comunicarse únicamente a través de “The Oracle” crea un universo paralelo donde la música es la única vía posible para narrar el caos. El "Oracle" le devuelve la realidad como tragedia, y ese filtro emocional marca cada nota.

El material sin duda es para fanáticos de lo marginal, lo satírico y lo profundamente original. Quien escuche “Poison in the Traps / Cool Story Bro” esperando una estructura convencional saldrá desconcertado. Pero para quienes buscan descubrimientos musicales que no se parecen a nada que ya conozcan, "Tim the Ex-fascist" ofrece una propuesta que se siente como un universo paralelo habitado por gatos sarcásticos, artistas sin red, y un punk que se ríe de sí mismo mientras cuenta algo muy serio.

No es sólo música, es un ensayo político disfrazado de sketch sonoro, una ópera antifascista con guitarra flamenca, un testimonio de cómo los márgenes siguen dando lo más interesante del presente musical.

El equipo que lo acompaña cuenta con nombres como Doom Gazer, Beastmaster Stabb y The Oracle, quienes potencian el caos controlado. Lejos de sentirse improvisado, este entorno coopera en una sinergia subterránea que hace del dolor algo audible y, por momentos, incluso bailable.

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