DESU TAEM irrumpe con fuerza: un dúo que desafía la asimilación
- Diana

- hace 2 días
- 2 Min. de lectura

Hay bandas que nacen de la química entre amigos, otras de la urgencia de una escena local. DESU TAEM, en cambio, surge de un lazo más profundo: el de un padre y un hijo que deciden convertir la complicidad familiar en un estallido de rock salvaje. Shan y Nick no se limitan a tocar juntos, sino que construyen un lenguaje propio donde la herencia y la rebeldía se encuentran en un mismo acorde.
Desde su manifiesto inicial, “Savage Retro Rock, here we come again, slam until spittle is flying!”, queda claro que no buscan sutilezas ni medias tintas. DESU TAEM es un grito visceral, un recordatorio de que el rock aún puede ser peligroso, sudoroso y catártico. Lo interesante es que, detrás de esa crudeza, late una propuesta consciente: un diálogo entre generaciones que se niega a diluirse en la homogeneidad de la industria.
El tema “I Will Not Be Assimilated” funciona como declaración de principios. Desde el primer riff, la guitarra de Shan se siente como un motor encendido a toda marcha, con un sonido retro que evoca la crudeza de los setenta pero con la urgencia de un presente saturado de algoritmos. La batería y la voz de Nick entran con una energía que no pide permiso: es un golpe directo al pecho, un recordatorio de que la juventud no se conforma con repetir fórmulas, sino que exige su propio espacio.
La canción no es solo un himno de resistencia, también es un retrato íntimo de la relación entre padre e hijo. Se percibe en la manera en que los instrumentos dialogan, como si cada compás fuera una conversación cargada de respeto y desafío. Shan aporta la experiencia, la memoria de un rock que se curtió en bares y carreteras. Nick, en cambio, trae la frescura de quien creció en un mundo digital y aún así decide abrazar la crudeza analógica. El resultado es un choque eléctrico que se transforma en comunión.
Lo más fascinante de “I Will Not Be Assimilated” es cómo logra ser universal sin perder autenticidad. Habla de no dejarse absorber por sistemas que uniforman, pero también de la necesidad de mantener viva la chispa personal. En un panorama musical donde tantas propuestas parecen diseñadas para encajar en listas de reproducción prefabricadas, DESU TAEM ofrece lo contrario: una experiencia que incomoda, sacude y, sobre todo, emociona.
Escuchar a este dúo es como entrar en un garaje iluminado por luces rojas, con amplificadores al borde de la distorsión y un sudor compartido que se convierte en ritual. No es música para el consumo rápido, sino para quienes buscan sentir la vibración en los huesos y salir con la certeza de haber vivido algo real.
DESU TAEM no pretende ser parte de la corriente. Su música es un recordatorio de que el rock, cuando se toca con honestidad y furia, sigue siendo un acto de resistencia. Y en esa resistencia, Shan y Nick nos invitan a todos a no ser asimilados.










Comentarios